Las Castañas

Recuerdo todavía cuando era un niño y le pedía a mi madre “una peseta” para ir al puesto de castañas a comprar un cucurucho de castañas recién asadas. Era a comienzos del invierno con el inicio de los fríos cuando ponían los puestos de castañas en la calle y en el que habitualmente estaban sentadas en sus bajos taburetes de tosca madera, señoras muy mayores que vestían de negro, cubriendo su cabeza con un pañuelo y sus hombros con una gruesa toquilla todos del mismo color negro. Sus manos para no quemarse estaban cubiertas con unos guantes raídos, ennegrecidos y requemados y con la badila o badil movían y removían las castañas en la sartén con agujeros que ponían encima del hornillo circular de carbón para que se asaran bien mientras avivaban constantemente las brasas de carbón para que no se apagase. Que ricas nos sabían cuando las pelábamos y nos quemábamos, producto de nuestra impaciencia, pero merecía la pena, con que poco nos conformábamos y disfrutábamos entonces. Pues bien, vamos a hablar un poco de las ricas y preciadas castañas.

Los castaños (Castanea sativa), deben su nombre al término Castanea que es un nombre romano derivado del griego Kastanon, y Kastana era una ciudad de Tesalia (Grecia), célebre por sus castañares. El epíteto sativa quiere decir “cultivada”, aludiendo a que sus frutos son comestibles. Son árboles corpulentos que acostumbran a alcanzar grandes alturas, donde su copa suele estar más o menos recogida, con formas elipsoidales y amplias. Su tronco es habitualmente bastante derecho, grueso y relativamente corto, en el que la corteza es lisa y tiende a verde pardusco en los ejemplares jóvenes que se va tornando más gris, oscura, espesa y resquebrajada en forma de costillas en los viejos. Las hojas son simples (una sola hoja), alternas y caducas, aunque permanecen en el árbol en su gran mayoría durante toda la estación fría (otoño e invierno) hasta prácticamente la salida de las nuevas hojas en la siguiente primavera (marcescencía). El peciolo o rabo de la hoja es corto, ensanchado en la inserción con la rama, las hojas adquiere formas lanceoladas, agudas, prolongadas con punta fina, con el haz (brillante) y el envés (mate) y sus bordes con dientes de sierra muy regulares.

Los frutos presentan maduración anual y una característica de la especie es la infrutescencia (fructificación formada por la agrupación de varios frutillos procedentes de las flores de una inflorescencia), en forma de cúpula cerrada y espinosa que termina abriéndose, llamada vulgarmente erizo, que por octubre, se abre en cuatro valvas y deja caer las semillas, que son las que constituyen las bonitas castañas, pardo rojizas, con su característica forma abombada hacía el exterior y la cara interior plana, aunque cuando hay más de 2, ambos lados de los centrales adoptan una forma aplanada y que son las auténticas propagadoras de la especie a la vez que son la parte comestible de la castaña.

Aunque hay castañares conocidos y distribuidos en toda España, con más o menos densidad de arbolado, fundamentalmente gracias a la introducción realizada por los romanos, las zonas donde se dan castañares con mayor abundancia son: Noroeste de Galicia, Zamora, León, Asturias, Santander, Vascongadas, Navarra. Gerona,  Barcelona, Sierra de Gredos, Valle del Tiétar y Peña de Francia, Sierra de Aracena, Serranía de Ronda, Sierra Nevada y Sierra Morena. En estas zonas el tamaño de los bosques es importante, tanto por sus dimensiones como por su beneficio económico. Como aprovechamiento, la madera del castaño es de gran calidad, dura y resistente, apta para vigas, postes, tableros, etc. y en las comarcas del norte peninsular era la preferida en tiempos pasados para la construcción de viviendas, cabañas, hórreos y muebles, sin embargo, es mediocre como combustible.

Desde el punto de vista nutricional están consideradas como un súper alimento, las castañas son un excelente comestible energético y alimenticio, son un fruto seco muy rico en nutrientes que aporta principalmente, fibra e hidratos de carbono. Son bajas en calorías y una fuente de minerales naturales entre los que destacan el fósforo, calcio, zinc, magnesio y hierro. Además, tienen propiedades antiinflamatorias junto con un aporte de vitaminas B1, B3, B6 y ácido fólico y dentro de sus principales beneficios están: satisfacen el apetito, fortalecen el sistema óseo, estimulan el funcionamiento del sistema nervioso, son buenas para la diabetes, protegen el sistema cardiovascular, contienen aminoácidos esenciales, son aconsejables para hacer una buena digestión por su contenido en fibra e incluso muy útiles para tratamientos de cabello, vamos, todo un lujo.

Y para finalizar y dar gusto al paladar, os muestro algunos de usos culinarios donde las castañas son uno de los protagonistas. Las castañas asadas, nunca pueden faltar en nuestro paladares sentados en casa bajo la mesa camilla, también se pueden utilizar en sopas o como guarnición del plato principal enteras o en puré, en salsas o en repostería y postres, en guarniciones, guisos, con setas, platos de caza, estofados, cocidas en anís, etc.. Si queréis, mirar en Google y veréis la cantidad de platos y posibilidades, ahhhh y se me había olvidado en “marrón glacé”, que son castañas glaseadas, seguro que comiéndolas así subís al cielo gratis, probadlas.

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