PAYSANDISIA ARCHON. LA ORUGA BARRENADORA DE LAS PALMERAS

Recuerdo la primera vez que la vi, era una pareja de mariposas que sobrevolaban los jardines de la urbanización donde vivo, estaban lejos y no era posible verlas al detalle y fue tanto el llamativo colorido anaranjado de sus alas en vuelo como su gran tamaño, anormal para lo que estoy acostumbrado a ver o que conozco, lo que me llamó la atención. Más adelante, vi a la “mariposa del madroño”, también de gran tamaño y con bonitos colores en sus alas rondando el madroño de mi jardín y más tarde sus restos comidos probablemente por los pájaros y me entró la duda, si era esta las que había visto volar anteriormente. Pasado un tiempo volví a ver otra pareja que por su tamaño me recordaron las anteriormente vistas, de nuevo la distancia no me permitió verlas de cerca y al menos tratar de identificar la especie, ya que no era de las que conozco habitualmente desde niño, pero esta vez sabía que no eran la “mariposa del madroño”. Y por fin, salí de dudas, hace poco tiempo limpiando las hojas caídas en el jardín, de repente, delante de mí se posó sobre la hiedra una enorme mariposa con aspecto de una “polilla gigante”, de color marrón que prácticamente pasaba desapercibida y esta vez la pude observar de cerca, me dio tiempo a ir a por la cámara de fotos, fotografiarla y buscarla en mis libros para ver cuál podía ser porque estaba totalmente despistado. Pues bien era, ni más ni menos, la Paysandisia archon, conocida como la mariposa de la “oruga barrenadora de las palmeras”.

Desgraciadamente esta mariposa y sobre todo su oruga constituyen una auténtica plaga y junto con el “picudo rojo”, un coleóptero de la familia de los gorgojos,​ están consideradas como especies invasoras causantes de grandes daños y mortandad en las palmeras tanto naturales como ornamentales y a nivel nacional está incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras. Este es el motivo de que escriba sobre ella para que aquellos que no la conozcáis, como me ocurría a mi hasta hace poco tiempo, sepáis un poco más sobre la misma.

Su distribución de origen son las diversas regiones de Argentina, Uruguay y Paraguay, y fue introducida en Europa mediante la importación de muchas especies de palmeras ornamentales. Sobre los años 90 se detectó su presencia en Cataluña, se fue extendiendo por todo el litoral mediterráneo e Islas Baleares y posteriormente al resto peninsular. Las mariposas de la oruga barrenadora de las palmeras son de gran tamaño, entre 8-12 cm, con las alas anteriores de un color marrón oliváceo en las alas anteriores y anaranjadas en las posteriores, por lo que al plegarlas pasan desapercibidas en los sitios donde se posan. Son de vuelo muy rápido y habituales de ver, desde junio a septiembre y sobre todo cuando hace mucho calor. La mariposa deposita los huevos sobre las hojas de la corona de la palmera y al nacer las larvas u orugas empiezan a alimentarse de las hojas y se introducen en el interior del tronco, conde comienzan a alimentarse de la savia y excavan galerías dejándole prácticamente hueco y hecho serrín. Posteriormente, las orugas se transforman en crisálida en un nido en forma de capullo formado por los propios excrementos, fibras y serrín de la propia palmera en el interior hasta que rompe y sale la mariposa que posteriormente depositará nuevos huevos cerrando su ciclo biológico.

Los síntomas habituales de que una palmera ornamental está atacada por la oruga barrenadora suelen ser: aparición de serrín en la corona o en el tronco de la palmera, presencia de agujeros laterales sobre la superficie del tronco, hojas centrales de la corona secas prematuramente e incluso inclinaciones de la punta que recoge a la corona de hojas, lo que suele ser un indicativo de que está prácticamente hueca. La aplicación de tratamientos fitosanitarios suelen realizarse con más o menos éxito cuando se detecta el ataque precozmente de las larvas, el tratamiento debe realizarse sobre el cogollo de la corona de hojas de la palmera o inyectados sobre el propio tronco, aunque si las mismas ya están suficientemente atacadas y no es posible recuperarlas hay que cortarlas y destruirlas, llevando los restos a los sitios establecidos para la destrucción por quema de material infestado y así evitar posibles propagaciones de nuevo.

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