Las orquídeas, son plantas con flores, habituales de ver en los grandes viveros, floristerías e incluso en las diferentes cadenas de supermercados, con sus preciosos colores y formas, listas para hacer un bonito regalo y siempre quedar bien ante los homenajeados. La mayoría de los ejemplares de cultivo que vemos son producto de los múltiples cruces genéticos que los floricultores realizan para obtener la gran variedad de especies que vemos obtenidas artificialmente. Todas estas variaciones en las formas y colores artificiales en sus plantas y flores han sido conseguidas a partir de las orquídeas silvestres originarias de las regiones tropicales y subtropicales, donde los grandes árboles que las habitan son los que actúan como soporte o sujeción mediante sus grandes troncos y gruesas ramas de estas orquídeas, a las que se agarran mediante sus tubérculos o rizomas, a modo de raíces. Por ello, se las denomina orquídeas “epifitas”, es decir, plantas que crecen sobre otro vegetal usándolo solamente como soporte, sin parasitarlo nutricionalmente, utilizando únicamente los recovecos de las cortezas del tronco y las ramas para así fijarse con sus raíces, absorber el agua de las nubes y lluvia que resbala por las mismas y además conseguir las mejores posiciones para recibir la luz del sol.
Se estiman actualmente alrededor de 25000 especies de orquídeas en el mundo, constituyendo así probablemente la mayor familia de plantas vasculares, es decir plantas que poseen raíz, tallo y hojas. Sin embargo, ¿Sabíais que hay orquídeas silvestres en España y que son todas terrestres?, pues sí, suelen pasaros desapercibidas, bien por desconocimiento o porque no pensáis que pueda ser una orquídea cuando paseáis por los campos, herbazales, praderas y bosques que son los sitios habituales donde crecen. En estas zonas más templadas y con un clima diferente al tropical, más propio de Europa, las orquídeas que se desarrollan son todas terrestres y sus tamaños son más reducidos, aunque con gran cantidad de variedades y formas con floraciones enormemente complejas y vistosas. Y, aunque no se colocan del todo de acuerdo, los numerosos expertos estiman que en la Península Ibérica, pueden darse entre 25-50 géneros y cerca de 50-90 especies, en función de las distintas regiones donde crecen. Además, esta variabilidad es debida a diferentes circunstancias que se pueden dar, hay especies conocidas que son minúsculas y solo son visibles para los muy expertos, en otras especies su desarrollo a veces no es anual y no se ven sus brotes florales todos los años, esto hace que su localización sea a veces sumamente dificultosa y por tanto se dé la variabilidad mencionada en el número de especies. Su época de floración suele extenderse desde enero hasta noviembre dependiendo del tipo de género y especie, aunque su época de esplendor es la primavera, de marzo a junio.
Por otra parte, las orquídeas están consideradas actualmente como una de las familias de plantas más evolucionadas, fundamentalmente debido a los diferentes sistemas de reproducción que utilizan junto a las distintas adaptaciones nutricionales que han ido realizando durante su evolución por lo que son foco importante de la investigación botánica. A modo de ejemplo, en algunos géneros de orquídeas, para su polinización a veces modifican las flores con formas atrayentes y parecidas a los propios insectos polinizadores que las pueden polinizar o emiten feromonas con olores similares a los que transmiten las hembras de estos insectos. Algunas especies han desarrollado la forma de sus flores a imitación del aspecto de las hembras de estos insectos cuando están listos para la cópula, de este modo atraen a los machos que en su roce con las flores terminan transportando el polen a otras flores, al quedarse adherido en sus cuerpos. Otro sistema utilizado para la atracción de los insectos es mediante las distintas formas que adquieren sus flores, a modo de habitáculos, de manera que les sirva de alojamiento o cobijo y de paso con el roce transporten el polen adherido a otra planta. Respecto a su capacidad de adaptación nutricional, indicar que las orquídeas silvestres peninsulares son consideradas como plantas herbáceas vivaces. ¿Qué significa esto?, pues que la parte subterránea y enterrada de la planta, bien tubérculos o rizomas, la permiten mantenerse viva varios años, siendo la parte aérea, que es la que vemos, la que se renueva, apareciendo o no, todos los años como un nuevo brote con su llamativa floración. Como las orquídeas son en su mayoría inicialmente heterótrofas, es decir que son incapaces de elaborar su propia materia orgánica a partir de sustancias inorgánicas, se nutren de sustancias elaboradas por otros seres vivos y para obtener los recursos necesarios en su nutrición suelen asociar sus tubérculos o rizomas a diferentes familias de hongos microscópicos de forma simbiótica para que estos produzcan la materia orgánica y así puedan alimentarse. Debido a esto, la planta puede estar sustentándose por los propios tubérculos o rizomas y es capaz de prescindir de sus hojas durante el tiempo que estimen necesario, pasando finalmente a ser organismos autótrofos que asoman al exterior y producen en determinados periodos de madurez sus respectivas hojas y floraciones, a la vez que elaboran su propia materia orgánica a partir de sustancias inorgánicas de las que nutrirse.
Este artículo ofrece envío gratuito a personas calificadas. Face mask productos, o compre en línea y recójalo en la tienda hoy en el Departamento MédicoCómo identificar una orquídea
Las orquídeas pertenecen a un grupo de plantas llamado Monocotiledóneas, es decir que tienen inicialmente solo un cotiledón (hoja primordial que almacena y absorbe los alimentos de la semilla) y además se distinguen de las otras monocotiledóneas porque el cotiledón es substituido por una pequeña estructura, el “protocormo”, asociado con un hongo microscópico que las nutre durante la primera fase de su ciclo vital. En la planta adulta, el tallo surge de unos tubérculos subterráneos y en algunas especies, de un rizoma. En la superficie del suelo, el tallo normalmente está rodeado por una roseta de hojas y las flores forman una espiga o un racimo con flores pedunculadas en el que el aspecto de la inflorescencia y las flores es muy variable. El tamaño del tallo varía dependiendo de las especies y alcanza desde 1 cm en algunas, hasta más de un metro, las más grandes. Su inflorescencia también puede cambiar desde especies con flores muy agrupadas a otras especies donde las flores están más espaciadas o repartidas. En la mayoría de las especies, uno de los pétalos de la flor suele tener una forma más alargada y dirigida hacia abajo como si fuese un labio colgante y que los expertos le consideran como “la plataforma de aterrizaje” para los insectos polinizadores, normalmente abejas o abejorros. Las partes sexuales se encuentran en el centro de la flor y se basan en una cavidad estigmática (órgano femenino) y dos “polinios” (órganos masculinos) que son pequeñas bolsas que contienen el polen.
Para finalizar además de poneros algunas fotos de especies silvestres de orquídeas, un consejo y recomendación, cuando paseéis por el campo y tengáis la inmensa suerte de encontraros con alguna preciosa orquídea silvestre, deteneos a observarla, no la cortéis, ni arranquéis, recordad que están amparadas por la ley y aquí también aparecen en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas y de Árboles Singulares de la Comunidad de Madrid, dada su escasez y rareza. Además de que probablemente cuando llegarais a casa con ella, ya estará casi seca, habrá perdido la textura y el color y seguro que ha dejado de ser vistosa. Fotografiarlas con el teléfono móvil o la cámara fotográfica que llevéis, así seguro que la disfrutaréis mucho más, además de poder ir al año siguiente a ver si han crecido de nuevo en el mismo sitio, ya que no andan, ni se mueven.………