Recuerdo todavía la primera vez que los vi, era un chaval de 8 o 9 años y estaba buscando níscalos en el pinar con mi padre, cuando de repente, al levantar la pinocha caída de los pinos para ver si estaban escondidas las codiciadas setas fue cuando los vi por primera vez entre las sombras del suelo, moviéndose con sus larguísimas patas y en gran número formando una apreciable masa negra en continuo movimiento que al tocarla a modo de curiosidad se movían escapando a gran velocidad para todos los lados. Más tarde los volví a ver en la penumbra de los huecos de las paredes de las grandes piedras de granito o en las oquedades de las bases de los árboles que pueblan los bosques de robles de El Escorial y ya me fui familiarizando con ellos viéndolos muchas más veces corriendo con sus largas y desgarbadas patas. No fue ya hasta que fui prácticamente un adulto cuando indagando descubrí que no eran inocuas arañas de patas largas, que era lo que me había imaginado, las grandes masas negras que se desparramaban al tocarlas y que corrían que se las pelaban eran “Opiliones”, los grandes desconocidos del bosque. Cuando hablas con tus amigos o personas más o menos conocidas de tu entorno ves que la mayoría los desconocen a pesar de ser muchos grandes amantes de la naturaleza, y esto es lo que me ha hecho escribir sobre los mismos y que los conozcáis un poco más la próxima vez que los veáis en las zonas húmedas y penumbras de los bosques que visitáis.
Para empezar, ¿Qué son los Opiliones?
De la diferente bibliografía consultada, se extrae que la palabra Opilion proviene de la palabra latina “opilio”, que significa “pastor de ovejas” y esta definición es consecuencia de la forma en que se reúnen estos opiliones formando grandes grupos que junto con los zancos que los antiguos pastores llevaban en la antigüedad para vigilar a las ovejas, ambas características contribuyeron a la definición de estos arácnidos tan peculiares de patas tan largas. Conocidos también por nombres tales como; arañas patonas, morgaños o segadores, también pertenecen al orden de los arácnidos aunque los opiliones tienen marcadas diferencias morfológicas que los diferencian de las arañas a pesar de que se les tiende a confundir con ellas. Las diferencias principales os las indico a continuación:
- Al igual que las arañas, tienen un par de quelíceros, un par de palpos y cuatro pares de patas, sin embargo en las arañas los quelíceros tienen forma de colmillos puntiagudos con los que sujetan a sus presas y las inyectan el veneno y en los opiliones los quelíceros tienen forma de pinza y además tampoco inyectan ningún veneno ya que no lo tienen, así pues, esto los hace ser totalmente inofensivos.
- Presentan diferencias notables morfológicas y en la forma de cómo está constituido su cuerpo muy fácil de ver. En las arañas el cuerpo está formado por dos órganos principales que se distinguen claramente, además de sus ocho patas grandes, el cefalotórax (prosoma) donde está situada la cabeza y el abdomen (opistosoma) donde se encuentran los principales aparatos digestivos, reproductores y circulatorios junto con otros sistemas internos necesarios para su supervivencia, ambos órganos se encuentran unidos por un pedicelo a modo de cintura bastante estrecha. En los Opiliones, los dos órganos forman un solo cuerpo con forma más o menos globosa. O sea, en las arañas se distinguirían dos partes marcadas, mientras que en los opiliones se vería una sola.
- Al no tener las hileras que son los apéndices donde se ubican las glándulas productoras de seda, no producen seda y por tanto los opiliones no construyen las típicas telas de araña.
- Sólo tienen un par de ojos (ocelos, que son ojos simples), frente a los seis u ocho de la mayoría de las arañas.
- Los opiliones presentan unas patas extremadamente largas en comparación con el cuerpo frente a la mayoría de especies de arañas, en general más gruesas y más cortas.
- En los opiliones el abdomen (opistosoma) está segmentado, en las arañas habitualmente no lo está.
Como curiosidades adicionales además de las mencionadas anteriormente se puede decir que este tipo de arácnidos suelen tener pequeños tamaños respecto a su cuerpo (1-2 cm) frente a la longitud de sus largas patas que pueden llegar a alcanzar los 20 cm en algunas especies, habitualmente los machos tienen el cuerpo pequeño y las patas más largas frente a las hembras, cuerpos más rechonchos y patas más cortas. Sus colores son muy variados, desde grisáceos a marrones, parduzcos y con colores más vivos en las zonas tropicales con tonalidades amarillentas, anaranjadas o verdosas.
También tienen grandes limitaciones sensoriales, vista, olfato y oído están muy limitados y son su segundo par de patas más largas provistas de gran sensibilidad las que gracias al tacto a la vez de actuar como antenas las que guían al opilión en sus movimientos y no es raro muchas veces verlos carentes de algunas de sus patas al desprenderse parcialmente de la mismas para despistar a sus depredadores habituales, aves, anfibios, mamíferos insectívoros, insectos carnívoros y arañas cuando les atacan. A pesar de no poseer veneno tienen unas glándulas, “glándulas repugnatorias”, que utilizan como defensa cuando se ven en peligro, bien lanzando algún chorro de los productos sintetizados en su propio cuerpo y que desprenden mal sabor y olor o cubriendo su propio cuerpo como efecto disuasorio frente a los depredadores.
Suelen alimentarse de carroña animal, heces de aves, materia vegetal en descomposición, hongos o insectos pequeños y viven en hojarascas, grietas, cuevas, oquedades en paredes, debajo de rocas y corteza de árboles e incluso bajo puentes de piedra. Habitualmente se refugian en sitios oscuros durante el día y se muestran activos durante la noche, tienen tendencia a agruparse para mantener mejor el calor y la humedad formando grandísimos grupos compuestos por gran número de ejemplares y también para defenderse de los depredadores al atacar con sus elementos repelentes en mayor cantidad frente a las acciones agresivas que puedan sufrir. En algunas especies los grupos pueden alcanzar hasta 200-300 ejemplares aunque se dan casos de agrupaciones superiores entre 60000 y 70000 individuos en zonas tropicales,
A pesar de ser unos grandes desconocidos se han llegado a clasificar alrededor de 1500 géneros y más de 6000 especies en todo el mundo con la excepción de las zonas polares donde parecen no estar presentes, de los cuales se estiman que existen unas 150 especies de opiliones ibéricos. Solamente unas pocas especies construyen nidos, la mayoría de los opiliones se reproducen de manera sexual, la fecundación es interna, que es bastante rara entre los arácnidos, ya que los opiliones parecen ser uno de los primeros grupos de artrópodos en desarrollar un órgano copulador, otra característica única del orden entre los arácnidos. El macho posee un órgano copulador que introduce entre los órganos anteriores en forma de pinza de la hembra para inyectar el esperma en su abertura genital y esta posteriormente extiende su órgano ovipositor para poner los huevos cuyo periodo de incubación oscila entre 20 días a seis meses y el número de huevos puede variar entre un número de 10 a 100 huevos, en los que tanto el tiempo de incubación como el número de huevos puestos dependen de cada especie. Junto con los escorpiones, se les considera dentro de los arácnidos más primitivos y por los restos fosilizados encontrados ya estaban en la Tierra hace aproximadamente 400 millones de años.
Así que cuando vayáis al campo y veáis moverse con sus larguísimas patas esas masas negras escapando a gran velocidad para todos los lados, recordad, no son arañas, son opiliones……